El proyecto del nuevo Hotel de 5 estrellas en el Port de Sant Miquel de Ibiza es una obra que ocuparía el lugar de un antiguo hotel construido en los años 70 y situado en el mismo solar.
Esta propuesta destaca por la clara intención de realizar un edificio sostenible (BREEAM), adecuado a su entorno, generando el mínimo impacto paisajístico posible y adaptando la arquitectura a un estilo claramente ibicenco: paredes de revoco blanco, suelos cerámicos, celosías, pérgolas de caña… con el afán de recuperar la memoria de las tradiciones constructivas locales. Otro elemento claramente diferenciador del proyecto es la descomposición del edificio en diferentes bloques, para evitar una construcción densa y compacta.
De esta manera, la propuesta arquitectónica plantea un gran volumen central en el cual se hallan las diferentes zonas comunes, a partir del cual se posicionan a lado y lado una serie de módulos independientes que, dos a dos, contienen las habitaciones. Gracias a esta decisión, no solo conseguimos un menor impacto paisajístico, sino que se ganamos un mejor posicionamiento del edificio respecto los lindes de la parcela. El hotel cuenta con un total de 96 habitaciones, 8 de ellas Suite Junior y una Suite Presidencial.
El acceso principal se sitúa en el bloque de las zonas comunes, que cruzan transversalmente la parcela, encarando sus espacios de lobby en planta baja y el restaurante en planta primera hacia el mar. La posición del acceso y del bloque de zonas comunes consigue minimizar recorridos, tanto de los clientes como del servicio.
El resto de bloques, donde se encuentran las habitaciones, se disgregan, separándose y uniéndose entre ellos a lo largo de la parcela, por unas sinuosas pasarelas, evitando de este modo la sensación de monolitismo y generando unos espacios exteriores amplios que se van intercalando entre la edificación, teniendo al mar siempre como gran protagonista.