El edificio del Palacio Acuático, nuevo icono arquitectónico de Bakú, forma parte de los equipamientos con que se dotó a la ciudad para la celebración de los Primeros Juegos Europeos.
Debido a la voluntad icónica del edificio, una de las instalaciones más visibles es la gran fachada luminosa que actúa como una gran pantalla en la que cada píxel está formado por un led RGB, de forma que es posible programar la visualización tanto de efectos de color dinámicos, como de imágenes de mayor resolución. Tanto los elementos luminosos puntuales como sus equipos correspondientes quedan integrados en los elementos estructurales de la fachada así como en las pasarelas de mantenimiento de la misma.
Diseñado como edificio de uso permanente debía también adaptarse al uso específico durante los juegos por lo que las instalaciones también fueron diseñadas para permitir la flexibilidad de usos mediante su zonificación y la previsión del incremento de demanda durante la realización de los juegos, tanto en el interior del edificio como en toda la urbanización circundante.
Se proyectó un edificio anexo para las acometidas y la producción de energía térmica conectado a las salas técnicas ubicadas en el sótano del edificio. Desde dichas salas la distribución se realiza mediante cuatro grandes montantes de instalaciones, uno por cada cuadrante del edificio. En el diseño de estos montantes se ha tenido en cuenta la accesibilidad de cara al mantenimiento, de forma que sean accesibles en cada planta mediante forjados ligeros intercalados en el montante, creando así varias salas técnicas visitables.